Después de la segunda guerra mundial las dos superpotencias Estados Unidos y la Unión Soviética pujaron por la hegemonía en el mundo. Uno de los ámbitos fue el espacio, con fines no solo propagandísticos tambén militares, la posibilidad de lanzar bombas a cualquier lugar del planeta pondría en clara ventaja a la potencia que dominaría el espacio. El primer hito ocurrió el día 4 de Octubre de 1957 con el éxito del lanzamiento del Sputnik 1, fue el primer artefacto humano en ser lanzado al espacio y como dicen que el que golpea primero golpea dos veces Estados Unidos quedo en clara desventaja y tuvo que reaccionar iniciándose la llamada Carrera Espacial.
El Sputnik 1 era un satélite extremadamente básico, con un peso de 83 kg constaba de una esfera de Aluminio de 58 cm de diámetro y cuatro largas antenas de casi tres metros para la transmisión de radio, en su interior llevaba varios instrumentos para le detección de la temperatura y características de la parte alta de la atmosfera. Estaba equipada con transmisores de radio para comunicar cada 0,3 segundos los datos de sus instrumentos. El artefacto estuvo en órbita funcionando durante un tiempo hasta que finalmente debido a un fallo de las baterías quedo inactivo y después de 92 días se incinero en su reentrada en la atmosfera terrestre el 4 de enero de 1958.
Tan solo un mes después del lanzamiento del primer Sputnik, fue lanzado el Sputnik 2 con una perra llamada Laika que tiene el dudoso honor de ser el primer ser vivo en orbitar la tierra.
Los científicos de la Unión Soviética no estaban seguros de las condiciones que tendrían que soportar los humanos durante el despegue y su estancia en el espacio. Como era una época en la que todo valía para ser el primero en la carrera espacial, vieron en los animales la oportunidad de comprobar estas condiciones sin arriesgar las vidas de los astronautas.
La nave Sputnik 2 no estaba preparada para soportar la reentrada en la tierra así que la suerte para Laika estuvo echada desde el mismo momento de la concepción del viaje. Después de varios años en los que la Unión Soviética dio diferentes versiones del destino que corrió Laika, en el año 2002 el científico Dimitri Malashenkov que participo en el lanzamiento comunico que Laika murió a las cuatro o cinco horas del despegue debido al estrés del lanzamiento y al sobrecalentamiento de la nave por un fallo técnico en el control de temperatura.
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